Brigitte Bardot: todo sobre su casa de La Madrague comparada con sus villas en la Costa Azul
Brigitte Bardot, figura legendaria del cine francés y símbolo de una época dorada, forjó su retiro lejos de las cámaras en la Costa Azul, donde sus propiedades se convirtieron en refugios de privacidad y glamour. Entre todas sus residencias, La Madrague destaca como el santuario más emblemático de la actriz, un espacio que simboliza tanto su deseo de tranquilidad como su vínculo inquebrantable con Saint-Tropez. Sin embargo, esta villa no fue la única que marcó su relación con la Riviera francesa, pues otras propiedades como Le Castelet también jugaron un papel importante en su vida. Comparar estas residencias permite comprender cómo Bardot construyó su legado inmobiliario en una de las zonas más codiciadas del mundo.
La Madrague: el refugio privado de Brigitte Bardot en Saint-Tropez
Historia y adquisición de la propiedad que cambió su vida
Brigitte Bardot descubrió La Madrague en 1959, tras rodar una película en España, cuando sus padres la convencieron de volar desde Sevilla para conocer esta propiedad costera. En aquel momento, la actriz ya era una estrella internacional gracias a su papel en la película dirigida por Roger Vadim, que había puesto a Saint-Tropez en el mapa de la jet set mundial. La villa, de estilo mediterráneo, contaba con un embarcadero propio y ofrecía una privacidad que Bardot necesitaba desesperadamente para escapar del asedio constante de los paparazzi. La compra de La Madrague marcó un punto de inflexión en su vida, convirtiéndose en el refugio donde encontró paz y protección frente al mundo exterior.
El significado sentimental de La Madrague para la actriz francesa
La Madrague no fue solo una residencia, sino un verdadero santuario emocional para Brigitte Bardot. En los años sesenta, la villa se convirtió en escenario de fiestas memorables con celebridades del momento, y también fue testigo de uno de los romances más icónicos de la época. Gunter Sachs, su tercer esposo, conquistó a la actriz sobrevolando la propiedad en helicóptero y cubriéndola de pétalos de rosas, un gesto que quedó grabado en la historia del glamour francés. Más allá de los momentos de celebración, La Madrague representó el lugar donde Bardot decidió retirarse del espectáculo en 1974, tras participar en 47 películas y grabar más de 60 canciones. Desde entonces, la villa se transformó en el hogar definitivo de la actriz, quien en 1992 integró la propiedad a su Fundación para la protección animal, consolidando así su compromiso con el bienestar de los animales.
Arquitectura y diseño de la villa La Madrague
Características arquitectónicas y estilo provenzal de la residencia
La Madrague encarna la esencia del estilo mediterráneo, con líneas arquitectónicas sencillas pero elegantes que reflejan la tradición provenzal. La construcción se integra armoniosamente con el entorno costero, utilizando materiales naturales y tonos cálidos que evocan la luz del sur de Francia. La villa cuenta con espacios amplios y luminosos, diseñados para aprovechar las vistas al mar y permitir que la brisa mediterránea circule libremente por cada rincón. Su embarcadero propio añade un toque exclusivo, permitiendo el acceso directo al agua y reforzando el carácter privado de la propiedad. Este diseño no solo proporciona comodidad, sino que también garantiza la intimidad que Bardot siempre buscó, un aspecto que se volvió aún más importante tras ganar una demanda que amplió los derechos de intimidad de los personajes públicos después de ser fotografiada en su residencia sin su consentimiento.
Los jardines mediterráneos y el acceso privado a la playa
Los jardines de La Madrague son un reflejo de la belleza natural de la Costa Azul, con vegetación mediterránea que incluye pinos, olivos y plantas aromáticas que perfuman el aire. Estos espacios verdes están cuidadosamente diseñados para ofrecer privacidad absoluta, rodeando la villa con una exuberancia que actúa como barrera natural frente a miradas indiscretas. El acceso privado a la playa es uno de los elementos más codiciados de la propiedad, permitiendo a Bardot y sus invitados disfrutar del mar sin las molestias de las multitudes que suelen poblar las costas de Saint-Tropez. Este privilegio convierte a La Madrague en una de las villas más exclusivas de la región, donde la tranquilidad y el contacto directo con la naturaleza se combinan para crear un refugio único en la Riviera francesa.
Otras propiedades de Brigitte Bardot en la Costa Azul

La Garrigue: su segunda residencia en Saint-Tropez
Además de La Madrague, Brigitte Bardot poseyó otra residencia significativa conocida como Le Castelet, una mansión histórica que data del siglo XVI ubicada en Peymeinade, a unos treinta minutos de Cannes. Bardot adquirió esta propiedad a finales de los años cincuenta, tras su divorcio, y la utilizó como refugio vacacional antes de establecerse permanentemente en Saint-Tropez. Le Castelet fue reformada entre 1998 y 2001, transformándose en una residencia de lujo con cuatro niveles, ascensor y una extensión de 350.000 metros cuadrados. La mansión principal cuenta con ocho habitaciones y ocho baños y medio, además de una casa de huéspedes con cinco dormitorios. La propiedad también incluye viñedos, ofreciendo un entorno rural y tranquilo que contrasta con la bulliciosa vida costera de Saint-Tropez. Actualmente, Le Castelet está a la venta por casi seis millones de euros, un precio que refleja tanto su valor histórico como su conexión con una de las figuras más icónicas del cine francés.
Comparativa entre las villas de Bardot en la Riviera francesa
Las residencias de Brigitte Bardot en la Costa Azul presentan diferencias notables en términos de estilo, ubicación y propósito. Mientras que La Madrague se caracteriza por su ubicación costera directa en Saint-Tropez, su diseño mediterráneo y su embarcadero privado, Le Castelet ofrece un ambiente más rural y montañoso en Peymeinade, con viñedos y una arquitectura que evoca el encanto de las antiguas masías provenzales. La Madrague se convirtió en el refugio permanente de Bardot tras su retiro del cine, simbolizando su deseo de vivir en contacto directo con el mar y alejada de la presión mediática. En cambio, Le Castelet funcionó principalmente como residencia vacacional, un espacio donde la actriz podía disfrutar de la tranquilidad del campo sin renunciar a la proximidad de Cannes y otras ciudades importantes de la Riviera. Ambas propiedades comparten, sin embargo, el valor de la privacidad y la exclusividad, características que han hecho de ellas destinos codiciados para quienes buscan vivir el glamour francés en su máxima expresión.
El legado inmobiliario de una leyenda del cine
Cómo La Madrague se convirtió en símbolo de glamour francés
La Madrague trasciende su función como simple residencia para convertirse en un símbolo cultural del glamour francés y del estilo de vida de la jet set internacional. La villa fue escenario de fiestas memorables en los años sesenta, donde celebridades como Johnny Hallyday y otros nombres destacados del espectáculo se reunían para disfrutar de la hospitalidad de Bardot. El romance entre la actriz y Gunter Sachs, que incluyó el famoso episodio del helicóptero cubriendo la propiedad de pétalos de rosas, contribuyó a cimentar la leyenda de La Madrague como lugar de ensueño. Además, la llegada de Bardot a Saint-Tropez en los años cincuenta transformó radicalmente el pueblo pesquero, convirtiéndolo en un destino de élite frecuentado por figuras como Bernard Arnault, François Pinault, Vincent Bolloré, Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. La influencia de Bardot en la transformación de Saint-Tropez es innegable, y La Madrague se erigió como el epicentro de este cambio, un faro de elegancia y exclusividad que sigue atrayendo la admiración de propios y extraños.
El valor actual y la protección de la privacidad de estas propiedades
El valor de las propiedades de Brigitte Bardot en la Costa Azul va más allá de su tasación económica, pues representan piezas fundamentales de la historia cultural francesa. La Madrague, al formar parte de la Fundación Brigitte Bardot desde 1992, está protegida y destinada a apoyar la causa de la protección animal, reflejando el compromiso de la actriz con el bienestar de los animales. Esta decisión garantiza que la villa permanezca bajo el control de la fundación, preservando su legado y evitando que caiga en manos de inversores que podrían alterar su esencia. Por otro lado, Le Castelet, al estar a la venta por casi seis millones de euros, ofrece la oportunidad a nuevos propietarios de adquirir una propiedad histórica con conexión directa a una leyenda del cine. La protección de la privacidad en ambas residencias sigue siendo un aspecto fundamental, especialmente después de que Bardot ganara una demanda que amplió los derechos de intimidad de los personajes públicos. Hoy, es posible alquilar villas de lujo cercanas a La Madrague, como Villa Felicia, ubicada a solo cincuenta metros, permitiendo a los visitantes experimentar la proximidad con este icónico refugio sin invadir la privacidad de la actriz. Brigitte Bardot, quien cumplió 90 años en 2024, continúa viviendo en La Madrague junto a Bernard d'Ormale, su cuarto esposo, en un retiro marcado por la calma, el amor y la dedicación a la protección animal, consolidando así un legado que trasciende las pantallas y se ancla en la belleza intemporal de la Costa Azul.